El habla solo,
entre cuatro paredes.
No se comprende su encierro.
Grita, pero nadie lo siente.
Ya nadie lo comprende.
Solo entre cuatro paredes,
el aire se vuelve espeso.
Ya no ve amaneceres,
ya no ve atardeceres.
Desnudo entre cuatro paredes,
el aire se vuelve lento,
y la luz se torna enferma.
Esta preso.
En su cruz eterna.
De introspección,
de blanca soledad.
Pero su misión será,
hacerse escuchar.
Su voz lo hará escapar,
y así podrá luchar.
Por la verdad,
por el despertar.
Del que quiere expresar
su profundo pensar,
su deseo de libertad.
Derriba esas cuatro paredes.
Que son el ego,
que conspira, que dirige.
Que son el enojo,
que no escucha, que destruye.
Que son el deseo,
que esclaviza, que consume.
Y que son el prejuicio,
que teme lo que desconoce.
Libérate, hoy...libérate.
...De esas cuatro paredes.
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