Era una vez un hada,
pequeña y blanca.
Por el bosque volaba,
pura y confiada,
mas que la fría helada,
mas que la tierna nieve.
Su cuerpo y relieve,
perfectos los tiene.
Tan pura y aniñada...
mas que la tierna nieve,
mas que la fría helada.
Y en su bosque volaba,
con otras muchas hadas.
Eran belleza encarnada,
aunque la maldad les rondaba.
Pobre y tierna hada,
que sus alas bellas perdió,
y su sonrisa opaca se volvió.
Su perfección se esfumó,
y desde el cielo cayó.
Sus manos se hirieron,
la luna vio su dolor.
Y sola ella se transformó.
Perdió toda su ilusión.
Y en humana resurgió.
Antes hada, ahora mujer,
la luna le dijo su opción.
Encontrar un querer.
Blanco mas, que la fría helada.
Blanco mas, que la nieve tierna.
Lo busco y busco,
y luego cansada,
a su amor no encontraba.
Blanco mas , que la nieve tierna.
Blanco mas, que la fría helada.
Paso el tiempo,
y lo que buscaba encontró.
Su amor brilló y brilló ,
mas que la luna,
mas que ninguna.
Y se transmutó en estrella,
la mas brillante y bella.
Mas bella que la fría helada,
mas bella que la nieve tierna.
Su amor todo inundó,
y vio a sus amigas hadas.
Y ellas vieron asombradas,
a la mas bella doncella.
Y así fue la historia,
del hada que cayó,
y resurgió con gloria.
Del hada que se hizo estrella.
La mas alta y blanca.
Mas que la nieve tierna,
mas que la fría helada.